jueves, 21 de noviembre de 2013

Diario de una vagabunda



  Querid@s honobonian@s:

  El corazón de una mujer bien puede parecerse a una lámpara que ilumina con fervor el escenario de su vida. Fumiko Hayashi puso en el centro esa luminaria. Su primera obra, Hôrôki (Diario de una vagabunda) se inscribe dentro de un género de raigambre antigua en Japón, los nikki o diarios, nacido precisamente de mano de las primeras mujeres escritoras. Pero sólo era un punto de partida: en el prólogo a la edición de 1939, nueve años después de que su historia viera la luz en forma de libro, anunciaba su deseo de escribir textos de alcance universal, trascendiendo la biografía. Y lo hizo, si tenemos en cuenta el empeño con que se dedicó al oficio que había elegido, ser novelista.

Parece inconcebible que alguien nacido en la miseria pretenda superar el hambre y la privación de la mano del arte, confiar hasta tal punto en el poder de la palabra, poner la mira en la ficción. La vagabunda de su primera novela es ella misma y el caos que relata fragmentariamente, a empellones de frases arrancadas al sueño tras cada jornada de trabajo en la calle, era su medio natural. Pero no le correspondía. Es imposible aceptar la miseria. Es una herencia indigna e injusta. El lector descubrirá si hay en ello reivindicación y denuncia. Hayashi prendió en el escenario de su propia vida una lámpara, así que hizo mucho más que denunciar algo, se mostró. Protagonista y testigo.

No se sorprenda el lector por la técnica utilizada. El fragmentarismo, la pura adición de escenas yuxtapuestas, el anonimato de personajes, la imprecisión de fechas (con títulos como “Día de abril”, “Día de diciembre”) arman una historia de notas ambiguas más extraña para el occidental que para el público japonés. Y, sobre todo, constituyen los cimientos de lo que en el siglo XX se incorporará a nuestra literatura como algunas de las llamadas nuevas técnicas narrativas.

Es la obra de la que hablaremos el próximo martes en nuestro encuentro mensual.

HAYASHI, Fumiko: Diario de una vagabunda, trad. Virginia Meza, Prólogo Kayoko Takagi, Gijón, Satori Ediciones, 2013

Lfont Tea Mountain
  C/Martín de los Heros, 37
  28008 Madrid
  Metro Argüelles
  De 19:00 a 21:00 h.

  Día 26 de noviembre

Un fuerte abrazo.

  Pedro Pablo Ontoria


jueves, 12 de septiembre de 2013

Prolífico septiembre


Querid@s honobonian@s:

Septiembre es un mes prolífico. Bajo el ruido de los asuntos urgentes, de la correspondencia bancaria y de los dos millones de cursos en que nos inscribiríamos precisamente ahora para sacarle todo su jugo al invierno, hay una corriente discreta que no cede. He visto algo igual bajo las hojas dentadas que esmaltarán el suelo dentro de poco en los castañares. Arroyos cuyo ritmo alcanzas a escuchar si vas solo, minúsculos torrentes de agua sin importancia.

La corriente, para nosotros, se llama Japón. Nadie se explica muy bien por qué esa monomanía, esa casi fanática adicción por su idioma y sus historias, que son lo único que podemos alimentar en la distancia. Bien pensado, Japón se parece también a un amor imposible. Real, porque su encarnación no es perfecta. Inalcanzable, en cuanto que amada (o amado) regala su deseada presencia los días que dura un viaje, el rato que uno se vuelca en el estudio de su gramática y las tardes robadas a todo que, por poco en secreto, dedicamos a una novela. Pero nada más. Y al que se siente acuciado por el amor, la suma de lo dicho, creedme, resulta siempre demasiado pobre.

Así que, como quien defiende un amor indefendible, hemos llegado al acuerdo tácito de sonreír y salir del aprieto con pocas palabras cuando nos hacen la consabida pregunta: ¿Y por qué Japón?

Hemos asumido que nos tomen por raros… Por suerte, vivimos en una ciudad, o muy cerca de ella, y el anonimato de que se surten las grandes aglomeraciones nos permite escabullirnos discretamente, justo como la corriente que decía que alimentamos. Los amores, como este nuestro, exigen una fidelidad poco frecuente: no acudimos llamados por cualquier timbre de voz a todo acto que nos proponen. Hay siempre una condición. Si tiene que ver con el mundo al que dirigimos nuestro afecto, sabemos que ese evento es nuestro lugar. Poco a poco la filiación se establece, y la amada (el amado) se acostumbrará a nosotros, a nuestra persistencia callada. Y ese día entenderemos por fin algo. Aunque, claro, cuando nos disparen la consabida pregunta, seguiremos callados, sonriendo.

Septiembre es un mes prolífico. El día 24 nos reuniremos en Lfont Tea Mountain, como cada último martes de mes. Nuestra lectura para entonces es Nieve de primavera, de Yukio Mishima.

Además, los días 27 y 28 de septiembre contamos con un espectáculo muy especial: en el Teatro Español se representa una obra (la más famosa) de Bunraku, el tradicional teatro japonés de marionetas. Se trata de Los amantes suicidas de Sonezaki (Sonezaki shinju) de Chikamatsu Monzaemon, que además, recordemos de paso, fue traducida a nuestra lengua por Fernando Cordobés y Yoko Ogihara hace sólo un par de años.

Finalmente, el día 28 se inaugura en Fundación Telefónica Data.path, una instalación artística, concebida especialmente para este espacio por parte de Ryoji Ikeda, uno de los más importantes compositores de música electrónica y creadores visuales contemporáneos.

Lfont Tea Mountain
C/Martín de los Heros, 37
28008 Madrid
Metro Argüelles
De 19:00 a 21:00 h.

Día 24 de septiembre

Un fuerte abrazo.

Pedro Pablo Ontoria



domingo, 16 de junio de 2013

Las fuentes bajo la lluvia


¡Buenos días, Honobonian@s!

Un libro es lo que cuenta y el lugar donde lo cuenta. A Gonzalo de Berceo lo leí en una fresneda, a Plauto en lo alto de una montaña, Los años verdes de Mishima en el parking del Ikea de Alcobendas, el relato Las fuentes bajo la lluvia del libro de este mes en el pasillo de un hospital. Todos, todas, tenemos historias semejantes y eso hace que cada lectura sea una experiencia única e intransferible.

Borges decía que se consideraba antes brillante y afortunado lector que meritorio escritor. Una afirmación que surgía de su modestia, sin duda, pero que da cuenta de un hecho: si el mundo fuera un único y enorme salón, diríamos que las voces que contienen los libros llegan desde miles de rincones, en una suerte de caleidoscópico sorteo que premia nuestra existencia, y el escritor sólo emite desde un único y minúsculo lugar. La naturaleza le ha dotado de una sola voz, la suya.

El lector también un ocupa espacio en ese salón. Y, como un velero de imaginarias velas inflamadas por el viento de las palabras, lo recorre empujándose por libros que lo acompañan. Leemos en distintos lugares. Y cada uno deja su impronta, su perfume entre las páginas abiertas.

Para complicar un poco más la escena, historia escrita, voz del autor y lugar de la transmisión se entretejen y trascienden de tal modo que, aunque yo estaba –siguiendo el ejemplo anterior- en el bosque y en la cima sombreada y en el centro comercial y esperando en la clínica, también estaba en la Rioja del siglo XIII, en Roma y en Tokio.

Historias que, vueltas alas, ponen ante nosotros, nosotras, una escalera, una puerta camuflada o un pasadizo benéfico que nos roba de aquí y convierte en realidad algo que, a partir ese momento (porque las emociones se materializan, ¿sabéis?) es tan tangible como mi silla o la luz de esta habitación. No dejo de pensar que seguramente Borges estaba describiendo el fenómeno libro cuando hablaba del punto luminoso y fantástico, entre los peldaños de aquella quinta, que él llamaba Aleph.

Cada lectura es distinta y cada una de las sesiones de nuestro querido Honobono, también. En la última, hicimos una rueda completa de lectura de algunas de las Historias de la palma de la mano, de Yasunari Kawabata. Como en la Europa renacentista, igual que se leía en grupo la novela pastoril o según nos hace imaginar Boccaccio para su Decamerón, nos dimos el lujo de convertir de nuevo la literatura en comunicación oral. Fue espontáneo y no premeditado. ¿Cómo surgirá la próxima?

Yo no me quedaría con la duda… Como no llegamos a tratar los relatos de Mishima contenidos en el volumen Los sables, lo haremos en esta ocasión. Así que, repetimos obra, o mejor, ofrecemos la posibilidad de seguir leyéndola, con más tiempo aún, con más detenimiento, eligiendo, si queréis, lugares especiales para entretejerla en vuestra propia historia personal, tiñéndola un poco más de vosotros mismos, de vosotras mismas.

Lfont Tea Mountain
  C/Martín de los Heros, 37
  28008 Madrid
  Metro Argüelles
  De 19:00 a 21:00 h.

  Día 25 de junio

Un fuerte abrazo.

Pedro Pablo Ontoria

martes, 4 de junio de 2013

¡Que no se te olvide!




¡Buenas tardes, Honobonian@s!

Sentados ya a la mesa de Lfont Tea Mountain, esperando nuestra visita, ansiosos e ilusionados -por más sorpresa que os cause-, con demasiada antelación sin duda alguna, me acaba de comunicar Manuel que se encuentran ya el honorable Kawabata y el musculado Mishima. Pensaba yo que sabrían mantener la calma, dedicarse, en tanto que llega el día de nuestra cita mensual, a cualesquiera otros menesteres (¡hay tantos parques que pasear en Madrid en estas fechas y tanta gente que conocer y tanta exposición, tanto cine, tantas terrazas, tantas cenas, tantas calles de semáforos agotados y asfalto empapado de madrugada!) que cómo iba a pensar yo que les habría dado por empezar a esperarnos.

Pero así es. Y me consta que no han venido a enjuiciar nuestros conocimientos. Ni siquiera les importa que hayamos leído poco o mucho. Les han llegado noticias, sencillamente, de que nos reunimos cada mes, en el mismo lugar, con la misma alegría, con idénticas ganas, con asombrosa fidelidad, para honrar las letras japonesas ("letras" en este caso es muy metafórico, ya me entendéis...). Y no han querido perdérselo.

De verdad, no seríamos justos si dijéramos que sabemos algo. Al contrario, no sabemos nada de nada. Cada cual lee lo que puede, cuánto puede, escucha, comparte, interviene o no, pero está.

Ellos dos, por ejemplo, ya sabes... Mishima y Kawabata, nos darían sopas con hondas en materia literaria y en miles de otras cosas más (son gente muy leída, créeme), pero como los muy sabios verás cómo guardan silencio, cómo discretamente nos regalan su presencia, su atenta mirada, su cariñosa paciencia. De igual modo nosotros cultivamos el afecto, la sintonía, el respeto; nos derretimos literalmente ante la percepción y el asombro de los creadores japoneses, ante su palabra cazamariposas donde tanto y tanto del mundo queda preso un instante para nuestros ojos. ¡Gracias! decimos ilusionad@s. En eso consiste todo nuestro mérito.

Que no se te olvide, por favor. Kawabata y Mishima estarán allí. ¡Están ya, de hecho! A su sombra, en su compañía, como si de dos árboles centenarios se tratara, regalándonos su enigmática presencia, pretendemos pasar una tarde más.

Lfont Tea Mountain
C/Martín de los Heros, 37
28008 Madrid
Metro Argüelles
De 19:00 a 21:00 h.

Día 28 de mayo

Un fuerte abrazo.


Pedro Pablo Ontoria