Dante Alighieri mantuvo viva la inspiración a lo largo de
los cien cantos de que consta la Divina
comedia. El Anónimo de Gormaz, o de Medinaceli, hizo lo mismo con los más
de 3.700 versos en que compuso el Cantar
de Mio Cid. En cuanto a Homero, de quien dicen que acabó ciego y acaso deambulando
con un remo a cuestas, fue capaz de cumplir por dos veces la hazaña y no
permitió que se le apagara la llama del ingenio hasta dar forma a los 10.000 y
15.000 versos largos que todos conocemos como la Odisea y la Ilíada.
El haiku japonés tiene muy poco que ver con esos
monumentales poemas épicos: se compone de solo tres versos (5+7+5), resulta de
la disgregación de una forma estrófica mayor (el tanka) y no pertenece al
género narrativo. De hecho no puede encuadrarse en ninguno de los géneros
occidentales, porque está tan alejado de la épica como lo está de la lírica, y
sin embargo ambas caben, a su manera, en ese exiguo universo.
Nunca sabremos cuántos cientos de haikus escribió Bashô. Ni
cuántos compuso Kobayashi Issa. Pero todos ellos, puestos en fila, os aseguro
que compondrían (componen, de hecho) un sola historia, un largo poema épico
cuyo protagonista, narrador y autor dan una sola sombra.
Y si tomáis ahora en las manos, con suficiente paciencia y
amor, la Commedia, el Mio Cid y los dos poemas homéricos,
hallaréis entretejidos en sus largas tiradas de versos, brillantes y minúsculos
raptos, instantes de asombro que ningún erudito bautizó, fulminantes haikus
bajo otro ropaje.
Cada libro arrastra consigo no solo a su autor, sino también
a sus lectores y a su traductor. Borges solía decir esto mismo de una forma
mucho más elegante. Cuando en 1983 Jesús Munárriz encargó a Antonio Cabezas una
de las colecciones de haikus que más ayudaron a divulgar el género entre el
gran público, Cabezas la tituló Jaikus
inmortales. Estaba siendo con ello tan fiel a su raíz hispánica (la que
viene desde las jarchas y el Mio Cid)
como lo había sido Juan Ramón Jiménez con su personal ortografía. Y estaba
siendo además tan fiel a su amor por Japón como para dotar a aquellos poemas de
la mejor música que tenía en sus manos.
Por eso, nos hemos atrevido a tender puentes tan temerarios
entre poemas tan distantes. Porque como Antonio Cabezas demostró, aguas arriba,
algunos ríos confluyen en una misma fuente. Él subió a la montaña para
descubrirlo.
Este mes leeremos dos pequeños libros de haikus. Teniendo en
cuenta que, si no acabamos de comentar el primero a tiempo, dejaremos el
segundo para la sesión de mayo.
Kobayashi Issa: Mi
nueva primavera, trad. Fernando Rodríguez-Izquierdo, ed. Satori, Gijón,
2015
Masaoka Shiki: Ruego a
la mariposa, trad. Fernando Rodríguez-Izquierdo, ed. Satori, Gijón, 2013
Ambos están a vuestra disposición en Lfont Tea Mountain al
precio de 9 eur/ud. (ya está aplicado un descuento del 25 % que la editorial ha
hecho a Manuel).
Lfont Tea Mountain
Día 28 de abril de 2015
De 19:00 a 21:00 h.
Día 28 de abril de 2015
De 19:00 a 21:00 h.
Un abrazo
Pedro Pablo Ontoria