domingo, 6 de diciembre de 2015

El intendente Sansho


Querid@s honobonian@s:

Empujados por el destino, como simples hojas de otoño a merced del vendaval, tres miembros de una misma familia recorren Japón de norte a sur en busca del padre, del que no tienen noticias. Zushio, con solo 12 años, su hermana Anju y la madre de ambos conocerán el engaño, la crueldad y la esclavitud, pero también la piedad, el poder revelador de los sueños y el milagro.

Para Zushio, el atormentado viaje había empezado en Shinobugori, cerca de la actual Fukushima, y terminará en uno de los salones del templo Kiyomizu-dera de Kioto. Una enigmática figurita de oro del Jizo Bosatsu lo acompaña en su periplo, que supone no solo un recorrido geográfico preciso sino también el descubrimiento de los impulsos que habitan el alma humana, encarnados en los personajes que aparecen en la narración.

Ogai Mori escribió la historia en 1915, inspirándose en un relato anónimo anterior, y Mizoguchi la llevó al cine en 1954, obteniendo el León de Plata en el Festival internacional de cine de Venecia de ese mismo año. Para muchos supuso su consagración definitiva en Occidente.

La versión cinematográfica de El intendente Sansho de Mizoguchi compone una revisión personal e innovadora del relato original que no entra en confrontación con el cuento de Ogai Mori. Por otra parte, las cuarenta páginas que ocupa este permiten disfrutar, incluso al lector más atareado, de los matices y cambios estilísticos que adornan la narración principal, que van desde la descripción concisa de los ambientes y personajes, hasta la relación pseudohistórica de los antecedentes de la familia de Zushio o de las medidas que decretará convertido en el gobernador Masamichi, por ejemplo.

Teniendo en cuenta que Ogai es, junto a Soseki, uno de los padres de la narrativa japonesa del siglo XX, que ayudó a conformar el “léxico de la modernidad” y que desempeñó una labor decisiva como traductor y divulgador de la literatura occidental durante el periodo de Meiji, vale la pena detenerse en la contemplación de su estilo y en la ajustada elección de recursos con que elaboraba sus cuentos, que podréis percibir gracias a la excelente traducción de Elena Gallego. El libro, que recoge otros cinco cuentos del autor, viene acompañado, además, por un interesante estudio preliminar de Carlos Rubio.

Ogai Mori: El intendente Sansho, traducción de Elena Gallego, prólogo de Carlos Rubio, Contraseña Editorial, Zaragoza, 2011.

El próximo martes día 22 a las 19:00 h. en Lfont Tea Mountain hablaremos del libro y proyectaremos la película de Mizoguchi:

El intendente Sansho (Sanshô dayû) Japón, 1954
V.O. con subtítulos en castellano
B/N Duración 120 min. aprox.

Un abrazo


Pedro Pablo Ontoria

viernes, 20 de noviembre de 2015

Mizoguchi Kenji: Las hermanas de Gion


Querid@s honobonian@s:
La convocatoria de este mes está marcada por el cine. Nuestra inquietud y curiosidad nos llevan ahora por nuevos derroteros y para empezar nada mejor que el director fundacional de la cinematografía japonesa, Kenji Mizoguchi (1898-1956). Ya nos referimos a él en un post anterior, cuando presentamos una de las obras de Ueda Akinari hace pocos meses. Hoy lo hacemos convirtiéndolo en protagonista absoluto de nuestro amor por Japón.
Aunque anterior a los conocidísimos Yasujirô Ozu y Akira Kurosawa, se trata de un creador moderno, tanto por su técnica como por su temática. Sus personajes surgen de un fondo oscuro, casi tenebrista (en términos pictóricos), iluminando con sus rostros y con su individualismo reivindicaciones por las que aún hoy se lucha en muchos países del mundo.
La pobreza, la liberación de la mujer y los conflictos sociales presentes en sus películas conectan su trabajo con lo que, a muchos kilómetros de distancia, se haría años después en el neorrealismo italiano, por ejemplo.
La primera película de Mizoguchi que veremos será Las hermanas de Gion (Gion no shimai), de 1936.
Dice la breve reseña: “Omocha y Umekichi son dos hermanas geishas, que no de sangre, que viven en el barrio de Gion, Kioto. Las dos representan dos polos opuestos de la mujer japonesa: Omocha es una chica moderna y Umekichi, una mujer tradicional japonesa. Estas diferencias se agudizan cuando el negocio del mercader Furusawa, su protector y cliente habitual, quiebra.”
Cuando Mizoguchi filme, años después, otra película emblemática sobre la necesaria libertad de la mujer, Arde mi amor (Waga koi wa moenu), de 1949, recuperaremos algunos de los ecos que ya se inician en la primera obra que visionaremos, que es además la primera que su director consideró digna de ser recordada.
Próximo martes día 24 a las 19:00 h. en Lfont Tea Mountain
Las hermanas de Gion (Gion no shimai) Japón, 1936
V.O. con subtítulos en castellano
B/N Duración 70 min. aprox.

Un abrazo


Pedro Pablo Ontoria

martes, 22 de septiembre de 2015

La sociedad civil japonesa

Querid@s honobonian@s:

Estamos muy contentos, porque en nuestra próxima cita contaremos con la presencia de María Casado, que hará una exposición sobre un tema tan específico, actual e interesante para nosotros como son los movimientos ciudadanos y su presencia en Japón, un país con una dinámica social muy distinta al nuestro. Comenzando por una recapitulación de lo acaecido en los años 60, poniéndolo en relación con las reivindicaciones medioambientales y analizando lo ocurrido en la época de la globalización, podremos comprobar si, de hecho, la sociedad civil existe en Japón, tal y como aquí la entendemos.

Como ya sabemos, las relaciones interpersonales están definidas allí bajo criterios históricamente distintos a los nuestros. Pero estos han cambiado. Con la apertura, hace ya casi 150 años, de Japón a Occidente, con la americanización de sus costumbres y posteriormente con la construcción de una identidad propia, original y moderna entre los jóvenes, asistimos tal vez a un cambio definitivo en el modelo que hasta ahora nos servía para describir socialmente “lo japonés”.

Si esto es así, la forma en que los individuos se relacionan con las instituciones y las grandes corporaciones acaso haya cambiado también allí. Podemos preguntarnos si existe una sociedad civil en Japón, pero no lo haremos solos. Lo haremos guiados y en compañía de alguien que ha estudiado el tema en profundidad.

Gracias, María.

(María Casado es especialista en política japonesa y profesora de la Universidad Europea de Madrid desde 2007. También ha impartido clases de traducción directa de japonés a español en la Universidad Pontificia de Comillas durante cuatro años y se ha encargado durante tres de la coordinación del programa de estudios de turismo de la Pontificia Universidad Católica de Ponce, Puerto Rico.

Durante dos años, entre 2001 y 2003, realizó estudios e investigación en materia de relaciones internacionales en Asia en la prestigiosa Universidad de Tokio becada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Japón, realizando también estudios en la Universidad de las Naciones Unidas (UNU).

Además, ha trabajado como locutora de la radiotelevisión japonesa NHK y como redactora de citas periodísticas durante el mundial de fútbol Corea-Japón de 2002; ha colaborado en calidad de voluntaria con la Sección Cultural de la Embajada de España en Japón; ha trabajado como guía en varios países asiáticos y ha sido redactora y editora de LeaderSummaries.com, entre otros.)

Próximo día 29 de septiembre, de 19:00 a 21:00 h.


Un abrazo

Pedro Pablo Ontoria

domingo, 10 de mayo de 2015

Harusame monogatari



Querid@s honobonian@s:

En 1953 Kenji Mizoguchi fue premiado con el León de Plata en el Festival Internacional de Cine de Venecia por su película “Ugetsu monogatari”. La historia narra las peripecias de dos hermanos, Genjurô y Tobei, cegados por la ambición y por el anhelo de conseguir para los suyos una vida mejor.

La guerra, sin embargo, convierte aspiraciones que en otra época habrían sido lícitas en fuente de desgracias. Y paradójicamente, Miyagi y Ohama, dotadas de una visión más realista de las circunstancias, no conseguirán frenarles y acabarán pagando antes que nadie el desatino de sus maridos.

“Mi deseo es tan grande como el mar”, dice Tobei al comienzo de la cinta, concediendo al espectador la posibilidad de trazar una oscura premonición sobre su futuro. Da igual que uno de los hermanos pretenda basar su fortuna en las armas, en la mezquindad y el engaño, y que el otro lo haga en el trabajo como alfarero de cierto talento y originalidad. Uno ha de saber medirse con los sueños que alimenta y ese es un don del que tanto Tobei como Genjurô carecen.

Es precisamente este último, interpretado por Masayuki Mori, quien experimenta una mayor transformación a lo largo de la película: en su persona se conectan dos mundos, el sensible y el sobrenatural, cuando una misteriosa dama se interesa por su mercancía y de nuevo cuando se reencuentra con su esposa; en él tiene cabida el arrepentimiento, el amor paterno y finalmente la comprensión; y él dibuja la dramática y reveladora odisea que nos devuelve a la misma playa de la que partimos, a orillas del mítico lago Biwa.

Ueda Akinari escribió hacia 1775 la historia original en que se basó Mizoguchi. Es uno de esos “Misterios extravagantes”, como le gustaba llamarlos, donde los personajes se mueven como sombras chinescas contra el fondo de la existencia. Historias para contar los días de lluvia a la luz de la luna, Ugetsu monogatari, sugerente combinación.

Como las que narraría más tarde en tantos otros volúmenes. Uno de ellos es el que leeremos este mes:

Ueda Akinari: Cuentos de lluvia de primavera (Harusame monogatari), trad. Yoshifumi Kawasaki, Satori ed., Gijón, 2014.

Lo encontraréis en Lftont Tea Mountain con descuento del 25 % sobre el precio habitual.

Lfont Tea Mountain
Día 26 de mayo de 2015
De 19:00 a 21:00 h.

Un abrazo


Pedro Pablo Ontoria

miércoles, 8 de abril de 2015

La estación del haiku




















Querid@s honobonian@s:

Dante Alighieri mantuvo viva la inspiración a lo largo de los cien cantos de que consta la Divina comedia. El Anónimo de Gormaz, o de Medinaceli, hizo lo mismo con los más de 3.700 versos en que compuso el Cantar de Mio Cid. En cuanto a Homero, de quien dicen que acabó ciego y acaso deambulando con un remo a cuestas, fue capaz de cumplir por dos veces la hazaña y no permitió que se le apagara la llama del ingenio hasta dar forma a los 10.000 y 15.000 versos largos que todos conocemos como la Odisea y la Ilíada.

El haiku japonés tiene muy poco que ver con esos monumentales poemas épicos: se compone de solo tres versos (5+7+5), resulta de la disgregación de una forma estrófica mayor (el tanka) y no pertenece al género narrativo. De hecho no puede encuadrarse en ninguno de los géneros occidentales, porque está tan alejado de la épica como lo está de la lírica, y sin embargo ambas caben, a su manera, en ese exiguo universo.

Nunca sabremos cuántos cientos de haikus escribió Bashô. Ni cuántos compuso Kobayashi Issa. Pero todos ellos, puestos en fila, os aseguro que compondrían (componen, de hecho) un sola historia, un largo poema épico cuyo protagonista, narrador y autor dan una sola sombra.

Y si tomáis ahora en las manos, con suficiente paciencia y amor, la Commedia, el Mio Cid y los dos poemas homéricos, hallaréis entretejidos en sus largas tiradas de versos, brillantes y minúsculos raptos, instantes de asombro que ningún erudito bautizó, fulminantes haikus bajo otro ropaje.

Cada libro arrastra consigo no solo a su autor, sino también a sus lectores y a su traductor. Borges solía decir esto mismo de una forma mucho más elegante. Cuando en 1983 Jesús Munárriz encargó a Antonio Cabezas una de las colecciones de haikus que más ayudaron a divulgar el género entre el gran público, Cabezas la tituló Jaikus inmortales. Estaba siendo con ello tan fiel a su raíz hispánica (la que viene desde las jarchas y el Mio Cid) como lo había sido Juan Ramón Jiménez con su personal ortografía. Y estaba siendo además tan fiel a su amor por Japón como para dotar a aquellos poemas de la mejor música que tenía en sus manos.

Por eso, nos hemos atrevido a tender puentes tan temerarios entre poemas tan distantes. Porque como Antonio Cabezas demostró, aguas arriba, algunos ríos confluyen en una misma fuente. Él subió a la montaña para descubrirlo.

Este mes leeremos dos pequeños libros de haikus. Teniendo en cuenta que, si no acabamos de comentar el primero a tiempo, dejaremos el segundo para la sesión de mayo.

Kobayashi Issa: Mi nueva primavera, trad. Fernando Rodríguez-Izquierdo, ed. Satori, Gijón, 2015

Masaoka Shiki: Ruego a la mariposa, trad. Fernando Rodríguez-Izquierdo, ed. Satori, Gijón, 2013

Ambos están a vuestra disposición en Lfont Tea Mountain al precio de 9 eur/ud. (ya está aplicado un descuento del 25 % que la editorial ha hecho a Manuel).

Lfont Tea Mountain
Día 28 de abril de 2015
De 19:00 a 21:00 h.

Un abrazo

Pedro Pablo Ontoria