Queridos honobonianos:
Para entender la obra de Ihara Saikaku hay que viajar con la imaginación al próspero siglo XVII japonés que vivió el autor y en el que ambientó sus historias. Fue una época excepcional en la cultura japonesa gracias a la estabilidad política que inaugura la dinastía Tokugawa que acabó por fin con dos siglos de guerras internas. La reunificación del país y la bonanza económica permitieron un placentero respiro a toda la sociedad que ciertamente se mantuvo en paz gracias al orden estricto impuesto por el gobierno, que en esa misma época decidió expulsar a los cristianos y cerrar las fronteras. Paralelamente los daimios locales fueron férreamente controlados para evitar insurrecciones y nuevos conflictos. El objetivo era mantener el orden social y guiar el país bajo los presupuestos de un confucianismo práctico reinterpretado a la japonesa.
Las clases sociales que identifican este período de la historia japonesa (samuráis, comerciantes, artesanos y campesinos, a los que habría que añadir los religiosos) se organizan jerárquicamente y responden a claros rasgos distintivos en el vestido, la morada y las costumbres. Pero en medio de tanta rigidez surge como por arte de magia un sueño, el sueño sensual y colorista del llamado «mundo flotante».
Imaginad la caída la tarde, cuando en el distrito de Yoshiwara, en Tokio, y lo mismo en otros tantos de las grandes ciudades como Kioto y Osaka, abren sus puertas los teatros, las casas de té y los burdeles, y las calles se llenan de personajes por fin libres de cualquier marca social gracias a la penumbra y al anonimato cómplice de las tímidas linternas de papel que cuelgan de los aleros de los distintos establecimientos. En ese mundo fantástico pero absolutamente tangible y real es donde se mueven como peces en el agua los personajes de Ihara Saikaku y él mismo cada tarde y cada noche como un testigo privilegiado que nos invita a que lo acompañemos.
Aunque os parezca que la novela de este mes destila un realismo crudo y finalmente dramático, sabemos que gozó de un éxito fulminante en la época. Y puesto que la recepción de la literatura es tan importante como el acto creativo en sí, extraeremos sin duda de este hecho interesantes conclusiones. ¡Acompáñanos!
Puedes encontrar la misma novela en dos ediciones igualmente válidas:
Vida de una cortesana, Ed. Coyoacán, 2001
Vida de una mujer amorosa, traducción de Daniel Santillana, Ed. Sexto Piso, 2013
Además si no la encuentras puedes solicitarla escribiendo a pilar.dld@gmail.com
LFONT TEA MOUNTAIN
C/Martín de los Heros, 37 (Metro Argüelles)
Martes 30 de abril
De 19:00 a 21:00 h
Un abrazo,
Pedro Pablo Ontoria
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viernes, 29 de marzo de 2019
Ihara Saikaku y los colores del mundo flotante
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